sábado, 21 de marzo de 2009

Encuentros entre cinematografía y veejing

En este blog voy a ir señalando algunas películas en las que se hace referencia directa o indirecta, implicita o explicita al mundo del veejing y los visuales. Voy a evitar las típicas de Ron Bricke (Baraka) o Godfrey Reggio (Koyaanisqatsi...), cuyas imagenes inducen en los VJs una sensación de hastio similar a la que experimenta un guitarrista del rock al escuchar los consabidos acordes de Smoke on the water de Deep Purple.

Opus de Walter Ruttman (1921). Acompañando Berlin: Die Symphonie des Grobstadt, un largometraje del mismo director comparable a las obras posteriores de Dziga Vertov, me he encontrado con la grata sorpresa de contemplar el primer trabajo abstracto de Ruttman: Opus 1. Pintura abstracta en movimiento que anticipa el estilo de minimalismo abstracto de tantos VJs actuales, solo que empleando técnicas muchos más rudimentaria como la pintura directa sobre el celuloide.

Cine-ojo
y El hombre de la camara de Dziga Vertov (1924 y 1929). El soviético Vertov exploró las posibilidades rítmicas y sinestésicas del cine antes de la aparición del sonoro, y por supuesto, de eso de los VJs.

The great dictator
de Charles Chaplin (1940). Una película en si misma, el excepcional gag visual en el que Charlot afeita a un cliente al ritmo de Brahms, es pura sinéstesia corporal, casi body-art o body-veejing. ¿No me creen? Compruebalo aquí

The sorcerers
de Michael Reeves (1967). Los ancianos protagonistas (uno de ellos Boris Karloff) proyectan directamente sobre la cara de jovenzuelos imagenes abstractas y psicodélicas que manipulan con un extraño aparato provisto de botones, palancas y leds , sumiendoles en un estado hipnótico. Tal vez ciencia ficción sobre un futurible porvenir en el que los VJs puedan manipular las mentes de los espectadores solo con sus imágenes.

2001, A space Odyssey
de Stanley Kubrick (1968). La secuencia conocida como Beyond the infinite hacia el final del film es un fragmento de imagenes geométricas, abstractas en buena medida, que se prolonga durante casi 10 minutos, realizas empleando técnicas ópticas, aunque el resultado parezca generado por ordenador (los hoy omnipresentes CGIs). A buen seguro forma parte de la libreria visual que tienen integrada en su memoria los artistas de video...o sino, deberia ser así.

Psych-Out
de Richard Rush (1968). En las actuaciones del grupo liderado por Jack Nicholson, imágenes psicodelicas dinámicas son exhibidas en el fondo del escenario mientras el público baila desenfrenadamente. Ese era un recurso visual empleado en la época con el fin de estimular los sentidos de los asistentes, que no dista mucho de la función epiléptico-decorativa de muchos visuales de club de hoy en dia.

Long time dead/Muertos del pasado
de Marcus Adams (2002). En el club al que asisten
los protagonistas al principio del film se muestra al VJ y su 'VJ boot', además de verse las visuales que proyecta.

Bodysong
de Simmon Pumell (2003). Imágenes extraidas de diversos archivos filmicos son bellamente concatenadas por Pumell, en sintonía con la música de Jonny Greenwood, miembro de Radiohead.

Notre musique de Jean-Luc Goddard (2004). Los primeros diez minutos de este venerado director francés muestran imagenes bélicas procedentes de archivo históricas y de películas antiguas de ficción con un fondo musical de piano. Un arriesgado experimento audiovisual que recuerda tanto al lirismo del cine mudo como a los sets más vintage de algunos VJs.

Hostel de Eli Roth (2005). Hay en la discoteca a la que asisten el grupo protagonista varias pantallas (creo de plasma) en la pared que hay junto a la pista de baile mostrando imágenes abstractas con funciones meramente decorativas. Por algún motivo, eso es a lo que se reducen los visuales en la mayoría de películas en las que aparecen.

A life in Suitcases de Peter Greenaway (2005). Con 'The Tulse Luper Suitcases' el siempre inquieto Peter Greenaway emprende un ambicioso proyecto multimedia que incluye tres largometrajes y una página web. 'A life in Suitcases' es una edición de metraje de los anteriores films sobre Tulse Luper que Greenaway, interesado en todo las manifestaciones de lo audiovisual incluyendo el Veejing, ha presentado personalmente reeditando en vivo fragmentos del film.

Berlin Calling de Hannes Stöhr (2008). Un interesante punto de partida se pierda por el endeble empaque drámatico y su escasa personalidad. El resultado final se diría un cruce a medio camino entre 'Trainspotting', 'Alguién voló sobre el rio del cuco' y 'La leyenda del DJ Frankie Wilde'. Se rodaron unas escenas en el Club Maria de Berlín, en una noche de fin de semana aprovechando el ambiente y el público "espontaneo" asistente al local. Entonces pueden verse fugazmente a los VJs y su nada despreciable VJ Boot, imagino que aprovechando que andaría por allí y quedan muy vistosos en pantalla con su arsenal de cables y pantallas.

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